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Le llevaremos de excursión Mauviel 1830

Sumérjase en el corazón de la excelencia artesanal francesa con una visita exclusiva a la Manufactura Mauviel In Situ 1830. Esta emblemática empresa equipó en su día las cocinas del Titanic y ahora abastece las del Palacio del Elíseo. Le invitamos a que nos siga y descubra los secretos de su arte, en un viaje de inmersión en el que confluyen tradición y savoir-faire.

Una tradición transmitida de generación en generación

La fábrica Mauviel fue fundada en 1830 por Ernest Mauviel en Villedieu-les-Poêles, donde se trabajaba el cobre desde la Edad Media. En sus inicios, bajo la visión de su fundador, la empresa se especializó en la fabricación de utensilios de cocina de cobre. Ernest Mauviel fue un auténtico pionero en su campo, y sus creaciones artesanales se convirtieron en la referencia del sector.

Los 80 artesanos de la empresa crean utensilios de cocina excepcionales. La empresa perpetúa una herencia familiar, transmitida de generación en generación y a menudo aprendida en el trabajo.

En el corazón de El taller

Cuando llegamos a la fábrica, nos recibe Clément, que nos guiará a través del proceso de fabricación de una cacerola. Nos lleva a los distintos puestos donde trabajan los artesanos y nos explica lo que hacen.

La primera etapa del proceso de fabricación es el estampado. La materia prima son planchas de cobre, aluminio o acero inoxidable sin acabar, que se cortan en círculos. Uno de estos círculos se transforma en una cacerola de alta gama. El calderero coloca el círculo, también llamado pieza en bruto, en la máquina de estampación. Esta máquina es capaz de ejercer una presión de hasta 200 toneladas. Es una máquina que se maneja a mano y requiere años de experiencia, ya que no hay automatización.

Ya está, ¡nuestra cacerola ha tomado forma! Sólo queda recortarla y alisarla para eliminar el material sobrante y darle uniformidad.

Pasamos ahora al taller dedicado a una técnica espectacular: el estañado. Esta etapa consiste en aplicar dos capas de estaño calentado a 350°C en el interior de la pieza, seguidas de un enfriamiento rápido en agua y del pulido. Cada gesto debe ser preciso, ya que el más mínimo error puede comprometer la pieza.

La última etapa es el martilleo: Clément nos lleva a una sala insonorizada y nos reparte protectores auditivos a todos. El tono está dado: ¡va a ser ruidoso! El martilleo lo realiza a ojo Patrick, EL especialista en martilleo de Mauviel. Este gesto tradicional refuerza el metal y le da ese aspecto estético único y reconocible.

Durante nuestra visita, percibimos que todos los artesanos sienten verdadera pasión por sus oficios, que se han vuelto tan escasos, y que tienen un verdadero deseo de compartir sus conocimientos. Cuando uno se da cuenta de que cada cacerola o cazo de mermelada pasa por una veintena de pares de manos antes de llegar a nuestras cocinas, se da cuenta de que cada uno de estos objetos es obra de un verdadero orfebre.

Terminamos nuestra visita con un recorrido por la boutique. Diseñada por equipos de diseñadores y arquitectos, sólo por ella ya merece la pena divertirse. El metal, en todas sus formas culinarias, brilla y resplandece. Dan ganas de adoptar enseguida una de estas joyas de acero inoxidable o cobre, para recrear en casa el ambiente de la cocina de un auténtico chef.

Nos gusta

 la pasión comunicativa de los artesanos
 la brillante sala de exposiciones
 inmersión en este saber hacer tradicional
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